Hacía muchos días de un calor muy intenso en la Pradera Dulce Miel. Vainilla estaba preocupada porque en el valle de los girasoles de oro había notado que comenzaban a secarse algunos tallos y a caerse varias hojas y pétalos. El girasol de oro era una de las fuentes de vida más importantes para la comunidad de Hadas ya que utilizaban sus propiedades para varias funciones: las abejas hacían la miel con el polen de las flores, del tallo extraían un aceite de savia para dar brillo y fuerza a las alas de cada hadita, los pétalos eran los protagonistas de los postres más ricos y además de todo eso, la flor era símbolo de la alegría y la fuerza de toda la pradera.
En los últimos 10 días la sequía de los girasoles se había convertido en el único tema de conversación de cada rincón. Vainilla y sus hermanas notaban la preocupación de todos y sabían cual era la solución pero nadie se animaba a proponerla: "No queda opción!, tendremos que ir al Centro del Rincón de Fuego y buscar más semillas.", expreso Vainilla con mucha seguridad.
"Pero hermana, el camino es muy largo y tiene muchos obstáculos, la última vez que un grupo de hadas fue hasta allí nunca volvió y no sabemos que sucedió realmente, tengo miedo que si vas algo terrible te pase", le dijo Dulce de Fresa a Vainilla.
"No tenemos opción, todos lo sabemos", Vainilla contestó.
En ese momento Chocolate y Café llegaban a la Pradera para saludar a sus amigas las hadas y pasar una tarde tranquila y calma. Cuando Dulce de Fresa lo vio llegar exclamó: " Que bueno tener amigos como ustedes!, los necesitamos y acá están". Las haditas le contaron a Chocolate el viaje que planeaban y el no dudó ni un momento en acompañar a Vainilla a la mágica e inquietante aventura.
"Debemos tomar y llevar el cofre cristal para guardar la mayor cantidad de semillas posibles cuando las encontremos. Vainilla toma lo que necesites porque tendremos un largo viaje, serán varios días de caminos y sorpresas inquietantes pero juntos podremos hacerlo. Llevaremos a Café para que nos guie en el camino, y volveremos con todas las semillas necesarias para que los girasoles de oro vuelvan a crecer con fuerza y energía.", afirmó Chocolate.
Así Vainilla y Chocolate emprendieron un largo viaje. En sus mariposas gigantes sobrevolando por lo bajo la pradera y el valle, pudieron tomar el camino hacia "El bosque empinado" que desde lejos ya se veía oscuro y temeroso.
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