sábado, 30 de julio de 2022

Alesia y Dipy

Era una tarde demasiado lluviosa y gris. Pedro había estado esperando por varios días este momento, ya que su hermano mayor le había prometido llevarlo al parque a practicar futbol con sus amigos. Serían 5 o 6  en total. Ya habían pensando como organizar los juegos, y el almuerzo en forma de picnic. Estaba todo preparado!

La noche anterior, hubo una gran tormenta, mucho viento, una gran lluvia, árboles caídos y el parque inundado. Al despertarse Pedro y ver el día tan feo corrió hacia su hermano y le preguntó preocupado que pasaría con los planes que habían  tenido para él y sus amigos. Tomy, el hermano mayor, le respondió. "No te preocupes Pedro, ya he coordinado un cambio de planes para vos y tus amigos. En un rato llegarán y podrán estar juntos tal cual lo habíamos pensado."

Pedro se puso muy contento al darse cuenta que sus planes no estaban del todo arruinados, que su hermano había arreglado todo para poder disfrutar de ese día. Corrió a su cuarto, sacó la ropa del armario preparada para ser el arquero del equipo y prontamente estaba listo.

Cuando salió de su cuarto, pelota en mano, guantes puestos y le mostró a su hermano lo preparado que estaba, allí justo cuando Tomy iba a decirle algo, sonó el timbre. Eran los amigos de Pedro que llegaban para el gran día.

"Hola chicos, bienvenidos", dijo Tomy.

"Gracias por invitarnos", respondieron la mayoría felices de estar todos juntos compartiendo un gran día.

En ese momento justo cuando Pedro lanzó la pelota hacia el comedor su hermano Tomy le explicó: "Pedro, la casa es pequeña y los muebles pueden dañarse así que no van a poder jugar a la pelota tal como habíamos planeado.....". Todos los niños protestaron: "Ves Pedro, tendríamos que haber suspendido el encuentro!!!!", dijo Tomás. 

Juan, en cambio, exclamó: "Yo sabía que no iba a ser un día tan divertido como lo pensamos". Jacinto, se sentó en el piso mirando al techo.....

Pedro sacó un par de juegos pero nada les parecía divertido ni emocionante.

Por suerte, Alesia y Dipy, amigos de Vainilla y Chocolate, estaban afuera ya que habían percibido que cierto grupo de niños los necesitaban. 

Dipy dió un salto por arriba de la ventana y cayó en la rodilla de Jacinto: "Buenas buenas como andan todos por aquí?". Los niños los miraron asombrados y les explicaron que estaban aburridos y  a  pesar de estar alegres porque no se había cancelado del todo el plan, no sabían como divertirse sin jugar al futbol.

"Ese no es problema", exclamo Dipy. Quizás pueden jugar al futbol pero no de la misma forma que lo habían planeado. Alesia miró a su compañero de aventuras y se dió cuenta lo que estaba pensando. Tomo unas bolitas, tipo canicas que había en una caja y sacó unos soldaditos de madera que Tomy tenía guardados. Dipy coloco 3 soldados contra otros 3, la pelota en el medio y les explicó a los niños como armar partidos, competencias, y como hacer un gran torneo de futbol en el living de su casa.

Toda la tarde hubo risas, carcajadas, muchos goles y sobre todo, amistad y unión entre Pedro y sus amigos. Tomy los miraba muy feliz porque había podido ayudar a su hermano a llevar adelante el encuentro tan esperado.

Alesia, hada de la Alegría y Dipy, Duende de la diversión, emprendieron su regreso a casa.


domingo, 17 de julio de 2022

Las Inten-Gracias

 Era una mañana cálida y soleada en la Pradera Dulce Miel. Todos se encontraban haciendo sus tareas diarias, algunas hadas estaban recogiendo flores, otras ayudando a algún niño que lo necesitara, otras cocinando, todas muy entretenidas como era de esperarse.

Mientras tanto, en el Valle Merengue Encantado había un entrenamiento especial con tucanes y mariposas ya que los duendes serían los encargados de hacer la ceremonia de inauguración anual del "Día de Inten-Gracias". Para los que no saben, en este día se celebraba una de las ceremonias más importantes para la comunidad de duendes y hadas, quienes se preparaban todo el año para llevar a las Urnas de los deseos, intenciones y agradecimientos, todas las tarjetas que habían acumulado en ese tiempo.

Dulce de Fresa y Coco Miel eran la hadita y el duende,  guardianes de cada urna. El día de la ceremonia las recogían del Monte Silencioso y las llevaban con mucho cuidado al altar que preparaban para la celebración. Una vez terminada la fiesta, los guardianes volvían a agarrar las urnas y las dejaban nuevamente en el monte  hasta el próximo año.

Ya estaba todo preparado, Chocolate había partido con su equipo de duendes danzantes hacia el Monte Silencioso. Vainilla ya estaba en el lugar decorando cada una de las sillas y caminos con jazmines y rosas turquesas. Todos estaban muy emocionados. Dulce de Fresa y Coco Miel iban en busca de las urnas. De repente, en el silencio del monte se escuchaban voces: 

"Qué raro ese ruido, viene de las urnas" - comentó Dulce de Fresa.

"Imposible", dijo Coco Miel, "No debería haber nadie por aquí que no seamos nosotros".

Los guardianes de las urnas apuraron el paso porque se dieron cuenta que algo no andaba bien. De repente vieron salir un a un hombrecito extraño, con una bolsa gigante y detrás lo corría otro hombrecito gritando: "Ogro deja ya las urnas de las Inten-Gracias!!!!, no son nuestras, no nos pertenecen!" y el hombrecito de traje azul pegó un salto profundo y se tiro arriba del hombre gris.

"Que está pasando aquí", exclamaron juntos Dulce de Fresa y Coco Miel, interponiéndose en el camino de las dos extrañas criaturas. "Eso es nuestro, ustedes no deben estar aquí!", aclararon.

"Soy Salvador y él es Ogro, el más gruñón de toda nuestra comunidad. Vivimos en el Valle de Menta, ubicado a pocos metros de aquí. Al escuchar su celebración cada año, y oír los cantos y risas de festejo, los ogros se ponen muy gruñones y molestos, y siempre sueñan con robarles las urnas para que no exista más la celebración. El año pasado a penas finalizó el evento, Ogro y sus hermanos empezaron a planear este gran robo. Como yo me di cuenta de su plan, lo seguí para impedir que esto suceda".

Dulce de Fresa y Coco Miel miraron muy emocionados a Salvador, quien de un tirón le arrancó a Ogro la bolsa con urnas y se las devolvió a los guardianes. 

"Mi familia y yo nos aseguraremos que esto no vuelva a pasar", aclaró inmediatamente.

Ogro y Salvador se levantaron del piso y ya se disponían a retirarse cuando Coco Miel exclamó: "Por qué no se quedan?. Quizás si son parte de la ceremonia y pueden entender porque estamos contentos y festejamos, el año que viene pueda unirse toda su comunidad".

Los guardianes de las intenciones, deseos y agradecimientos habían comprendido lo que realmente sucedía, Salvador y Ogro, como el resto de la población de Valle de Menta, querían ser parte de la celebración pero no lo habían pedido de la forma más adecuada.

Esa tarde la celebración fue maravillosa como siempre, y además los duendes y hadas habían recibido con mucho amor a los nuevos integrantes. Las urnas en manos de sus guardianes emprendieron otro camino, esta vez, a un lugar mucho más especial, que el Monte Silencioso...se animan a descubrirlo?