domingo, 31 de octubre de 2021

Silencio Tenebroso....

 Era una de las noches más frías de los últimos tiempos. Todos dormían profundamente. Solo se escuchaba el canto de algún buho a lo lejos y el sonido de los grillos y luciérnagas que a penas alumbraban los caminos.

Todas las hadas y duendes descansaban profundamente hasta que... (ruido de una puerta que se abre).....A! Vainilla abrió los ojos, miró a su alrededor y no había nada. Volvió a acomodarse. Pasado unos minutos sintió que los arbustos del bosque se movían como si algo o alguien estuviera rondando por ahí. Volvió a sentarse en la cama y miro fijamente hacia las plantas que se veían a través de la ventana. Las hojitas estaban quietas pero había una sombra muy extraña por detrás.  En ese momento pensó que seguramente era Canela, su dulce conejita que por las noches tenía ganas de tomar un poco de aire fresco y acostarse e el pasto. 

A!, menos mal que es mi conejita, pensó!. Porque, quien va a estar de noche a esta hora en el bosque?....Al darse vuelta para acomodarse nuevamente en su cama calentita vió que Canela estaba dormida justo a sus pies. OH!, pero si Canela está aquí....entonces quien esta allí?.

Se volvió ya a acostar un poco mas preocupada que antes. Miro a su alrededor y todos estaban durmiendo. Se acostó.

Chocolate había salido a darle el ultimo paseo de la noche a Café. Si bien estaba bastante oscuro, Chocolate tenía un farol con luz blanca que alumbraba bastante su camino. Iba tranquilo caminando despacio, estaba a punto de llegar a su casa cuando de repente escuchó uno ruidos bastante peculiares: gri gri gri....ajajajajajjaja gri gri jajajajajaja. Miró hacia atrás y vio algo rojo moverse muy muy rapido como un flash..... Cafe se asustó tanto que se metió enseguida adentro de la casa. Chocolate que era bastante curioso, camino unos pasos y de repente: AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.

Vainilla se despertó sobresaltada. Quien gritó?!, que pasó?.... trató de prender la luz de su cuarto pero no podía. Empuja la puerta de su ventana pero estaba trabada. A NO ! grito casi llorando. Estamos atrapadas! dijo. El resto de las hadas se despertaron también y todas empezaron a tratar de abrir las ventanas y puertas pero era imposible. Parecía que alguien les había tendido una trampa. 

De repente se empezaron a escuchar los mismos ruidos gri gri ajajajajajaj sh shs hshshs.....ruidos extraños y voces provenían de afuera, pero como estaban encerradas no podía ver nada. La luz no podía encenderse, las ventanas no podían abrirse. Canela nervisa se puso a dar saltos por todas las camas. Todas gritaba y estaban a punto de pedir ayuda, cuando vieron la escalera que se subía hacia la ventana del techo. Se organizaron rápido para empezar a subir una atras de otra. Los ruidos molestos y las carcajadas voraces eran cada vez más fuertes!. Las seis haditas ya estaban por lograrlo!, casi cuando iban a abrir la puerta que daba al techo, en ese momento, de repente, la luz se encendió y una explosión con humor rojo tapo todo el lugar!

Happy Halloween!!!!!!!!! Eran ellas, las brujitas rojas de las tierras congeladas!. Habían venido a darles un gran gran susto a sus hadas amigas! Todos se relajaron y decidieron compartir unos dulces y galletas  para celebrar el encuentro.






viernes, 15 de octubre de 2021

10. Amigos por siempre

 Adela y Matias eran amigos desde muy pequeñitos. Vivían en una de las esquinas más hermosas del pueblo, ya que junto a sus casas había un árbol, que todas las primaveras regalaba flores multicolor con pétalos muy variados.

Adela había venido al pueblo cuando tenía 2 años, y desde el día que llegó lo espiaba a Matias mientras jugaba en su jardín con su perro Pastor. La ventana del cuarto de Adela daba justo al patio trasero de Matias, por eso Adela sabía todos sus pasos.

Matías nació en el pueblo, su familia era una de las familias más antiguas del lugar. Matias tenía muchos amigos, a medida que fue creciendo fue conociendo a todos los chicos de la cuadra, del vecindario y del pueblo.

Un día, Adela estaba aburrida, mirando como Mati jugaba, y él la vió, la saludo y le pidió a su mamá que la invitara a jugar con el. A partir de ese día Adela y Matias nunca más se separaron.

Pasaron los años, Matias y Adela eran casi como hermanos, si bien tenían otros amigos, ellos dos eran inseparables. Estudiaban, cocinaban, jugaban, siempre juntos. Adela era compañera y amiga de Nina y Estela, así que también pasaba tiempo con ellas. Cuando salían del colegio, las tres niñas pasaban por la pastelería de Graciela y disfrutar de algún rico bocado, o algún licuado frutal.

Era viernes, Adela estaba muy cansada de toda la semana escolar y llegaba a su casa dispuesta a molestar a su vecino para hacer algún plan divertido para la tarde. Cuando estaba a media cuadra lo vió a Matias, junto al árbol de la esquina: "Mati que haces aca?, justo estaba pensando en invitarte a casa a jugar un rato". Matias estaba raro, callado, con la mirada inquieta. "Hola Ade como estas?, vine porque tengo que hablar con vos, quiero contarte algo muy importante...". En ese momento Matias saco una lonita que extendió en el piso, un chocolate y un termo con te caliente. Adela y Matias se sentaron.

Matias le contó a Adela que había llegado el día tan esperado por su familia. Desde hacía varios años los papás de Matias habían solicitado un trabajo muy importante al otro lado de la ciudad, y aunque sabían que era muy difícil de conseguir, nunca habían perdido la esperanza. Matías hablaba y Adela lo miraba sin pestañar. Matias estaba contento, el sabía que esta situación era muy buena para su familia y para él, iban a vivir en un campo, con una casa hermosa, a cargo de una fábrica muy importante, la más grande de la ciudad, y Matias aprendería sobre animales que era lo que más le gustaba investigar en su vida, él sabía que quería ser veterinario rural así que esta era una oportunidad muy grande!.

Terminó el relato y le preguntó a Adela  que pensaba: "Ade, somos amigos desde muy pequeños, por eso quería contarte esto primero a vos, porque aunque estoy muy contento, una parte de mi corazoncito sabe lo mucho que te voy a extrañar". Adela lo miró, agarró sus manos y le dijo: "Mati, entiendo lo importante que es esto para vos, y yo te quiero muchísimo por eso me pone muy feliz esta oportunidad". Claro que te voy a extrañar!!!!, sos mi mejor amigo!, pero cada vez que te extrañe vendré aquí y regaré nuestro árbol, como símbolo de nuestra amistad. 

Matias y Adela se abrazaron fuerte fuerte y Mati le pidió a su amiga que más tarde le ayude a armar parte de sus bolsos. Adela agarró el termo y sirvió dos tasas de te, partiendo el chocolate que Matias había traído: "Primero merendemos, luego te ayudo." Matias sonrió y por un segundo miró por arriba del árbol, sabía que allí estaban sus amigos eternos, Vainilla y Chocolate, acompañándolo en este momento que había sido tan importante para él.


sábado, 10 de abril de 2021

9. Secretos frutales

Estela era una niña que le encantaba ayudar a su tía Graciela a cocinar en la tienda de tortas más famosa de la ciudad. Graciela era una excelente pastelera que trabajaba día y noche haciendo los más ricos manjares para sus clientes. A Graciela le encantaba hacer todas las semanas nuevos pasteles y licuados para que los niños de la ciudad degusten con sus padres cuando iban a comprar  a su panadería.

Esa mañana, Estela estaba en la panadería porque su tía le había pedido ayuda. Quería hacer unos budines nuevos pero se dio cuenta que le faltaban un par de ingredientes así que la dejó a cargo por un par de horas. Estela debía atender a los comensales que se acercaban, vender en la pastelería y mantener todo el lugar limpio y fresco.
Al llegar la media mañana, era la hora de mayor cantidad de clientes esperada para desayunar y comprar los deliciosos manjares. Estela veía que cada vez llegaba más gente y ella no podía sola. Además, se estaba empezando a inquietar porque se acababan los bocados y dulces, y ya no tendría que ofrecerle a quienes se acercaran a comprar. Por suerte,  se acordaba la receta de su abuela, de las dulces rosquillas moradas, así que fue a la cocina y se dispuso a hacer la mezcla rápida para tenerlas listas para el próximo turno. Cuando estaba por comenzar se dio cuenta que le faltaba el ingrediente más importante: Las Moras!

Vainilla y Chocolate andaban cerca esa mañana. Estaban recogiendo frutas en el Valle Encantado para la fiesta de la noche de luna. De repente Vainilla sintió que sus ojos cambiaban de color, y a Chocolate  su pelo se le torno oscurísimo. Ambos se miraron y decidieron ver que sucedía con Estela.  Al llegar a la Pastelería la vieron a la niña, envuelta en  harina, con las manos llenas de manteca y los moldes preparados: Hola Estela!, dijeron al mismo tiempo. ¿ Que sucede por aquí?.
Estela respondió: "Que bueno que vinieron!", necesito ayuda para terminar de hacer las rosquillas de mora para mi tía Graciela, que está en el supermercado  y aquí en la pastelería nos hemos quedado sin postres ni bocados.
Vainilla respondió: "Justo estábamos recogiendo algunas frutas, y Chocolate tiene una receta de budines frutales que puede enseñarte ahora mismo". A partir de ese momento, Vainilla, Chocolate y Estela, agregaron algunos ingredientes más a la mezcla, cortaron la fruta, y prepararon los moldes y el horno a la temperatura justa.

Al cabo de quince minutos, los budines frutales y las rosquillas moradas estaban listas!. Vainilla y Chocolate ayudaron a Estela a decorarlos y servirlos en las preciosas fuentes que su tía Graciela tenía preparada para las ocasiones especiales.  Justo en el momento en que los colocaba arriba de las mesas y mostradores, Graciela volvió del mercado: "Estela!, que gran trabajo has hecho! y que delicioso aroma hay en al pastelería!"
Estela le contó a Graciela la enorme ayuda que había recibido, a pesar que no reveló los secretos culinarios de sus mágicos ayudantes.
Vainilla y Chocolate volvieron al Valle, donde todavía les quedaba mucho trabajo por delante!.